Estaba casi seguro de que el instinto era quien me había guiado por la mansión, hasta llevarme allí. Cuando abrí una de las neveras, noté como la garganta me ardia. Tragué saliba, pero no era suficiente. Bebí y vacié casi dos neveras por completo. Sonreí. Puede que ahora me costase menos relacionarme con...el resto.