Después de la locura..

Le miré fijamente, preguntandome si me habría golpeado también en la cabeza.
-Hola.-murmuré incapaz de apartar la mirada.-Me alegra ver que estas bien.-sonreí ligeramente.

-De haberme peleado no sería yo el que estaría en el suelo, sino el otro.-respondí.- He saltado del acantilado.-expliqué mirando en esa dirección.

Mi leve sonrisa se borró.
-Eres muy inteligente, no te va ha costar sacarlo.-contesté. Me costaba admitirlo en mi fuero interno como para admitirlo ante él.

Quería abrazarle, necesitaba tenerlo entre mis brazos, pero mis costillas decian lo contrario. ¿Y si se lo decía? Tampoco iba a ser para tanto, ¿no?.
-Seguro que sí.- respondí manteniendo por mí mismo la sonrisa que él habia dibujado.- Tampoco es para tanto, al menos para tí...

Aparté la mirada finjiendo acomodarme.
-No sales de mi mente ni un solo instante. Me gustas...demasiado.- murmuré aún sin mirarle. Por una vez en mi no-vida sabia qué era la vergüenza. El temor al rechazo tras la confesión me inundó por completo.

Miré su sonrisa y me obligué a centrarme. La relación era estúpida.
-Si me rompía un par de huesos estaría más pendiente de mis fracturas que de tí. Pero ni haciendo eso lo consigo.-expliqué.

-Un imbécil integral, lo sé. Me lo he repetido un par de veces desde que salté.- respondí. Me fijé en la funda que llevaba a la espalda e ignoré su sugerencia.-¿Tocas el cello?-pregunté.

Lo miré extrañado por el cambio de su voz.
-Al Don Juan le gustaría poder escucharte tocar, algún día.-comenté tras unos instantes.

-Si aguantó desde luego vale la pena escucharte. Pero, no tengo nada que pueda interesarte.

Me puse en pie con cuidado.
-Claro que se me ocurre algo-conteste mirandole de reojo.-Que solo pueda ofrecertelo yo depende de tí.-añadí mirando al frente. Empecé a andar lentamente.

Me detube al ser consciente de su forma de mirarme. Intenté enderezarme todo lo posible, volviendo a sacarle una cabeza.
Pasé mi brazo por sus hombros y lo arrimé más a mí.
-¿Qué me ves?.-quisé saber.

Lo miré de arriba abajo burlón. Reí con suavidad para evitar el dolor.
-Chiquillo. Mira quién habla.-respondí.