Fecha de nacimiento: 6 de noviembre 1975
Fecha de conversión: 15 de abril 1993
Apariencia física y psicológica:
Alta y esbelta, con el cabello negro azabache largo asta la cintura, piel pálida como el mármol, un color de ojos tan negro como la noche.
Apacible pero muy temperamental, tranquila y serena como un lago en calma pero cuando su temperamento explota es como un mar embravecido que devasta todo lo que hay a su alrededor, callada y algo seria y paciente pero cuando se pone nerviosa puede llegar a los peores extremos, sabe cuando no hablar y escuchar. Tímida pero no se deja amedrentar sabe cuando actuar y no teme las consecuencias si sabe que es justo lo que hace.
Historia:
Rusia, 1993. Nieve, frío, y sangre. Mi vida humana quedo casi en el olvido de no ser por la primera persona a la que vi después de mi transformación. Mi padre. Él me miraba con los ojos desorbitados, asustado del monstruo que hasta hacia unas horas había sido su hija mayor. Me mire unos instantes en el lago helado que tenia cerca, mi rostro perfecto tan blanco la más pura nieve, unos colmillos blancos y finos sobresalían de mi boca amenazadoramente. Me volví hacia la que había sido mi familia, ahora con mi madre y mis dos hermanos pequeños en la escena.
La nieve caía lentamente sobre nosotros, mientras mi melena hondeaba al viento un olor delicioso me quemaba la garganta provocando un malestar muy molesto. Algo dentro de mí me decía que tenia sed, pero no de agua, notaba las venas de mi familia en sus pieles, su olor me estaba volviendo loca, por lo que decidí dar media vuelta y salir corriendo de allí, si me quedaba mucho tiempo más habría una matanza que me perseguiría por el resto de mi inmortal vida. Ahora sabía que era exactamente, un vampiro, un ser perfecto que se alimentaba de la roja sangre de lo que una vez fueron ello, inmortales dioses oscuros que saciaban su apetito gracias a otras personas.
La sed me quemaba la garganta, no podía más necesitaba ese elixir rojo que aliviaría mi dolor. De pronto el embriagador olor llegó asta mí, unos cazadores estaban cerca, no lo pensé más y me dispuse a cazarlos. Los aceché por la espalda, para cuando se dieron cuanta de mi presencia, ya tenia a uno de ellos entre mis brazos y mis labios saboreaban su deliciosa sangre mientras mis dedos recorrían su espalda rompiendo todos sus huesos. Poco tiempo después sacie mi sed con ellos, ya no había vuelta atrás, ahora dejaría que mis pasos me llevaran hacia nuevos parajes, nuevas sendas se habrían ahora ante mí.