practicando mi autocontrol

Arrojé el ciervo a sus pies y me limpié las manos y la ropa de forma milindrosa.
-Aquí tienes. Quiero que pruebes a beber de él sin matarlo.-expliqué.-No te preocupes si no sale a la primera. Probalemente serán necesarios muchos animales hasta que lo logres.

Me llevé la mano a la frente con expresión cansada.
-Está bien. Espera aquí volveré con otro bicho de estos.-comenté con cierto asco. Me interné de nuevo en el bosque y, esta vez, regresé con un joven jabalí.
-No seas tan rápida, esfuerzate por refrenarte.

Volvi a clavar mis dientes en este segundo animal,pero esta vez estaba lo bastante sedienta como para refrenarme un poco,por lo que deje al animal con sangre para poder seguir viviendo,eso si,solo la justa.

-Estás llena, ¿cierto? No puedo dártela por válida de ser así. Volveremos aprobar mañana y si lo consigues pasaremos a los humanos.-dije.-Mátalo.

-No puedes dejarlo con vida después de haberle mordido.-respondí tranquilamente.-No tienes nada en contra de cazar humanos, ¿cierto?

-No, no es posible evitarlo.-contesté inflexible.-La sangre de animal no es igual que la de humano; no nos sacia del todo. Sí aprendes a soportar tu sed cuando estés con ellos y a beber su sangre sin matarlos no habrá riesgo alguno en que veas a tu familia.
Entrelacé las manos a la espalda y me di la vuelta.
-Mátalo.-repetí.-Y no bebas más por esta noche. Seguiremos mañana.

Una vez dejé de oir los latidos y la respiración del animal tendí mi brazo a Irina.
-No se te dá mal. Quizá dentro de poco lo domines perfectamente.