Vania Nacht

Nombre completo: Vania Nacht
Especie: Vampiro
Fecha de nacimiento: 3 de Marzo de 1895
Fecha de transformación: 6 de Junio de 1912 (23 años)
Edad: 23 años humanos
Rango: Matriarca de los vampiros

Descripción física:

Vania es alta y delgada, con la piel marmórea y delicada, perfectamente cuidada y sin imperfección alguna. Sus ojos son de un color gris casi transparente, que intimidan a quien se atreve a mirarlos fijamente. Tiene el cabello largo y de color negro y ondulado. Sus labios son carnosos y de una tonalidad morada. Posee una gran belleza que suele usar para atraer a los humanos que se dejan engañar por ella.

Descripción psicológica:

Vania es una vampiresa algo fría y muy calculadora, aunque suele ser sociable con los vampiros que viven en su mansión. Tiene un extremado sentido del orden, y de las reglas. Aplica con fuerza los castigos si se desobedecen las normas de la mansión o si se pone en peligro a la comunidad de vampiros. Es brutal con sus enemigos y no suele andarse con rodeos en ningún aspecto. Suele ser reservada para su intimidad, no le agrada hablar de su anterior vida. Le gusta que le digan y decir las cosas directamente. Respecto a una pareja puede ser muy dedicada y romántica, pero desconfiada al principio.

Historia:

Vania creció bajo el amparo de una familia noble alemana, los Nacht. Siempre se llevó mejor con su madre que con su padre, ya que pasaba más tiempo con ella. Era reservada, pero como noble, tenía muchos futuros pretendientes impuestos por su familia. Era la hermana mayor de un grupo de 3 hermanos, de los cuales se encargaba cuando sus padres salían a alguna fiesta o celebración. Siempre hizo de madre en muchas ocasiones, hasta que apareció un vampiro en su vida. Aquella noche sus padres habían salido y se encontraba sola con sus hermanos. Indefensos e incapaz de defenderse, sus dos hermanos fueron asesinados por aquel ser de pesadilla.
Vania huyó a los amplios jardines de la casa, cuando apareció un segundo vampiro. La cogió en brazos y la salvó de morir igual que ellos. No podría regresar a casa nunca, así que aquel vampiro la cuidó y la enseñó hasta que tuvo 23 años. Fue entonces cuando por decisión de Vania, el vampiro la convirtió para así poder vengarse. Sin darse cuenta en esos años se había enamorado de él, pero cuando la regaló aquella mansión por su cumpleaños, supo que él jamás volvería. Lo vió marchar, alejándose en su coche por el camino de la playa, y poco después encontró una nota explicándola que no podía quedarse, aunque quería, cumpliéndose así la sensación que ella tenía.
Sola y con sed de venganza, decidió convertir la mansión en una residencia de vampiros, para dar una oportunidad a aquellos que no eran como el que había destrozado su vida.
Ahora es matriarca de la mansión Nacht, en la que vela por los vampiros que están en ella, siempre con un rastro de su antiguo espíritu de cuidadora, aunque se ha vuelto más fría y distante mientras aguarda la noche de su venganza. En secreto, y reservada en ese tema, espera que algún día aparezca de nuevo el vampiro que la convirtió y del que llegó a enamorarse. Sólo hay una vaga referencia a él en toda la casa, y es la propia casa y algo que guarda en su cuarto con gran anhelo, y que es la razón por la que no deja entrar a nadie.
Vania fue la responsable de convertir a Lunne cuando la encontró en la calle gravemente enferma y apenas sin posibilidades. La llevó a su mansión y la dio cobijo allí. Desde hace muchos siglos mantiene la paz con el líder de los licántropos, a fin de que no se repitan las crueles guerras que sucedieron allí, pero eso no impide que entre los vampiros y licántropos de ambas casas, haya un odio natural. Aunque se siente atraída por Dustin, el jefe licántropo, se insiste a sí misma en aferrarse a la esperanza de que el vampiro que conoció pueda volver.