Le aparté de mí con determinación.
-Adiós.-respondí saliendo del agua. Vale, cualquiera le habría suplicado que no se marchase. Pero yo no, no era así y no iba a empezar. Me gustaba, claro que me gustaba, pero odiaba esos jueguecitos de ahora si, ahora no. Me vestí con rapidez y me tumbé en la hierba con las manos en la nuca.