Entre las rosas

Gemí en su boca al sentir como me arañaba. Tanteé los lazos que ceñían el corsé con una sonrisa.
-¿Y si tiro?-comenté como quien no quiere la cosa, al tiempo que volvía a besarla. No sabría decir que me quemaba más : si el tiempo que mis labios pasaban lejos de los suyos o el contacto con los mismos.

Mordí su labio inferior y coloqué ambas manos en su cintura.
-Quizás me arriesgue. Merece la pena.
Acaricié su pierna y dejé que mi mano subiese por ella sin prisa, grabando a fuego en mi mente el tacto de su fría piel.

Cubriéndola de fugaces besos, mordí su clavícula. Después, tiré de uno de los lazos, disfrutando cada segundo del sonido del raso al desatarse.

Aflojé los lazos y comencé a retirarle el corsé, pero no por completo. El juego me frustraba al tiempo que aumentaba la excitación que recorría mi cuerpo latigándolo placenteramente. Dejé que una de mis delgadas y marmóreas manos acariciase su vientre, subiendo, subiendo, conociendo lo que mis ojos aún debían contentarse con imaginar.

-Oh, no. Mierda.-gruñí, al tiempo que incorporaba a Lunne.-Vamos, te ayudaré a atártelo de nuevo rápido.-Me permití una pequeña sonrisa-Tengo práctica con estas cosas.

No quería reirme, pero no se estaba quieta y los lazos se me escurrían.
-Para, para quieta! Voy a despedirme de mi...va a cortármelo. Seguro.-terminé con su corsé y la empujé un poco para que avanzase.