Caleb vs Vania

Mi postura cambió, la miré con fiereza y mis labios se curvarón hacia atras mostrando los colmillos. Vania leia la mente, por lo que lo mejor seria actuar impulsivamente. Me avalancé sobre ella y a golpeé con fuerza su torax, retrocedí un poco para ver su reacción y volví al ataque arañando su cara.

Frené a escasos centimetros de la pared. Me volví y corrí hacia ella, en el último segundo me agaché, un barrido de piernas bastó para hacerla caer. Agarré su brazo y lo coloqué a su espalda inmovilizandola. Mi mano agarró la muñeca de su brazo libre retorciendosela.

-Eso no vale... llevas ventaja si haces eso.-me quejé. Encogí la pierna y golpeé su barbilla con mi rodilla. Logré soltarme y la tiré contra el suelo quedando encima suya. Coloqué sus manos por encima de su cabeza.-Nada de teletransportes.-advertí.

-Esto es solo un entrenamiento.-le recordé con los dientes apretados. Me volví y me puse en pie de un salto. La cogí por el cuello y apreté con fuerza lanzandola después contra la pared.

Tosí llevandome una mano al cuello y después a la herida. La miré furioso.
-Tú lo has querido.-respondí con una sonrisa diabólica. Me pusé en pie con rapidez y lancé una oledada de puñetazos y patadas. La hice retroceder hasta una de las esquinas sin darle la más mínima ocasión de responder a mis golpes. Era poco consciente de lo que hacia, obedecia a mi deseo interior de liberar toda mi rabia contenida.

Parecia un animal, estaba fuera de sí. Al tocar el suelo me revolví y me lancé sobre ella nuevamente con un gruñido salvaje sin pararme a comprobar las lesiones. El auténtico Caleb, una persona que adoraba pelear, sin miedo a nada, un salvaje frío y cruel acababa de resurgir. La máscara de calma e indiferencia se habia caido.
Caí sobre ella con las uñas por delante y la llené de arañazos de arriba abajo.

Que me hubiera roto la muñeca no hizo más que aumentar mi furia. Un rugido salvaje brotó de mi pecho, corrí hacia ella y la embestí estampandola en la pared proxima. Cogí su brazo y lo coloque de una forma rara, no paré hasta que se lo rompí. El sonido de la rotura me sono a música celestial. Sonreí, estaba seguro de que mis ojos delataban un brillo de locura.

-¡Vete a la mierda!-rugí. Agarré sus piernas y tras hacerla caer al suelo la tumbé bocabajo, pusé mi rodilla en su espalda y tiré de sus brazos hacia atrás. El sonido de su espalda al romperse sonó mil veces mejor que su brazo. Una sonrisa sadica se extendió por mi rostro.

Mi sonrisa se borró rapidamente. Me llevé las manos a la cabeza retorciendome de dolor. Caí al suelo jadeando, aun así quería desmembrarla, más aún, quería matarla.. Intenté levantarme, al no poder intenté arrastrarme hasta ella. No podía desembrarla, pero podía matarla de otras formas. Bebería su sangre, hasta la última gota.

Ese último ataque apenas consiguió frenarme. Llegué hasta ella y le dí la vuelta, cogiendola entre mis brazos, acerqué mi boca a su cuello y clavé en él mis colmillos.

Desagarré su cuello con mis colmillos, poco quedaba ya de Vania, la apreté con fuerza contra mí. Cada vez me sentía mejor, ignoré su petición. Practicamente no la oí.

Me llevé las manos a la cabeza, tenia la sensación de que me iba a explotar. Noté otra presencia en el cuarto pero el dolor era tan fuerte que me nublaba la visión. Gruñí por lo bajo tratando de enfocar.