Después de la locura..

Moví los brazos y las piernas, estaban bien. Intenté recostarme en la arena, pero un fuerte dolor me indicó que, como creia, me habia roto un par de costillas. Gruñí.
-¡Que pasada!-exclamé disimulando. En realidad me habia encantado, el dolor solo era el lado negativo, aunque tampoco era para tanto.-Dame unos minutos para recuperarme y repetimos, ¿vale?.- me escocian los arañazos a causa de la sal, pero no me importó demasiado.

-¡Pero si ha estado genial, Vania!-exclamé.-Me ha encantado, en cuanto esté mejor lo repetiré.-aseguré ignorando su última pregunta.

Mi rostro se crispó por el dolor. Me libré de su agarré y me deje caer sobre la arena con suavidad.
-Por nadie.-que vil mentira.-Me aburria.-otra mentira más.

Entrecerré los ojos y la miré. Vania me recordó a un agente del FBI encargado de acabar con una gran red mafiosa o algo así y yo parecia ser el único que poseia la clave para que alcanzase su meta.
-Va..monos ya.-dijé intentando ponerme en pie.

Solo el modo en que me habia tumbado habia echo que me retorciese de dolor.
-No necesito una razón para cometer una locura.-respondí mirandola con fijeza. Iba a apretar... apreté los dientes y los puños.

-La que me esta haciendo daño eres tú, Vania.-respondí aun con los dientes apretados.-Protejo mis recuerdos y a la persona con la que los viví...- reventarme las costillas... me preparé.

-Te puedo asegurar que no me ha provocado dolor en ningun momento. La única que me esta haciendo daño eres tú.-repuse mirando su mano y luego sus ojos.

-¡Estas violando mi derecho a la privacidad!-la acusé.-¡No tienes derecho ha hacer eso!-rugí.

¿Esque ya nadie iba a pasear por la playa o qué?. Una vez estube en pie me solté y eché ha andar. Parecia una mezcla entre borracho y apaleado. Suspiré y eso me provoco más dolor.
-Puedo solo.-aseguré, y no mentia podia andar pero tardaria en llegar.

-...Vania, puedo solo.-aseguré con voz dulce.- Además me apetece estar solo un rato.-añadí. Hice amago de volver a suspirar, pero esta vez me detube a tiempo.

Pero si no me estaba haciendo el duro para nada.
-Vania, en serio. Estoy perfectamente.-respondí.-Dejame recostado en esa piedra.-pedí señalando con la cabeza la gran roca que habia más alante.

-Soledad: Carencia voluntaria o involuntaria de compañía.-definí.- Iré en un rato, no te preocupes.