Recibiendo a nuevos invitados

Cogí mi copa he hice un gesto a modo de gratitud. Me sente en el sofá que me pareció mas cómodo.
-¿Vive mucha gente en esta mansión?.- pregunte con curiosidad. No parecia que viviese nadie, pero en el aire se distinguian varios perfumes mas a parte del suyo.

Dejé al ciervo quietecito en el jardín y me dirigi ha buscar a Vania para poder empezar con las lecciones. Abri la puerta principal y asome la cabeza.
-Vania, te espero en el jardín.- dije sin elevar la voz lo mas mínimo.

-Bonita voz, un poco infantil.- comente.-¿Todos los vampiros son jóvenes?. Quiero decir que si son practicamente niños.- me expliqué.

Note un perfume nuevo y pocos segundos despues oi el comentario sobre mi "infantil voz".
Me asome para poder ver el careto al gracioso que habia dicho eso.
-Pues lo siento si mi voz es infantil.- respondi cortante. Me plante en la puerta del salón y mire al nuevo.- Tengo 17 años, no todos pudimos llegar a desarrollar su varonil voz.-

Me puse en pie y mire a la joven que acababa de entrar. Rei.
-Perdon señorita...¿Amelia?.- me disculpe. La verdad es que su cuerpo y su voz no tenian nada que ver.- No era mi intención ofender. Me llamo Caleb Creux, encantado de conocerla.- salude.
Mire a Vania.
-Ha sido culpa mia.- respondi.- Le pido perdon.-

"Idiota" pense casi sin poder evitarlo. Mi voz no era infantil era juvenil, estaba de mal humor y el comentario no ayudaba.
Lo mire con desinteres.
-Encantada.- mentí.- Amelia Masen.- me presente.

Me volvi a mirar a Vania.
-No, la verdad es que no.-respondi con sinceridad.- Esta zona me gusta, la casa es bonita y me gustaria vivir aqui un tiempo.- volvi a sentarme en el sofá.

Me apoyé en el marco de la puerta para estar mas cómoda, crucé los brazos y esperé a que terminasen de hablar.

-No para nada.- sonrei. La verdad es que que me tratasen de usted me hacia sentir viejo.-¿A usted tambien la puedo tutear Amelia?.-pregunte mirandola de nuevo. Tenia que conseguir que me perdonase, parecia muy orgullosa pero tenia que intentarlo, no me gustaba llevarme mal con las mujeres.

"Pues no, la verdad." pensé. Me hubiese gustado decirlo, pero como teniamos que llevarnos bien entre nosotros tube que callarme. Capté la mirada de Vania, suspire interiormente resignada.
-Si gustais podeis tutearme.- respondi con indiferencia.- Y yo aré lo mismo contigo.-

Asenti conforme.
-¿Soy el único hombre?.- pregunte. Esperaba que no, me gustaba la compañia de las mujeres pero tambien queria poder hablar con chicos.

"Vania, ¿qué te parecia tan divertido antes cuando me as mirado con los ojos entrecerrados?" pense, sabia que lo habia capatado perfectamente.

-Que bien.- comente sonriente.- Bueno, quiero decir que que bien que pueda hablar tambien con algun chico.- me explique.

"¿Mi actitud y la situación?. No entiendo, explicate." pedi mirandola de reojo. Me gustaba esto de poder comunicarnos sin que nadie se enterase.

La mire confundido.
-Ahora que recuerdo, cuando Amelia ha entrado ha dicho que te esperaba en el jardín. Si teneis que hacer algo a mi no me importa quedarme aqui solo un rato.- dije mirandolas a ambas.