Ofreciendo una copa

Me acerque y me quede apoyada en el quicio de entrada. Salude ligeramente con la cabeza a Vania.

Asenti y avance para sentarme en el sillon mas proximo. En ese momento lo recorde, seguia en camison. Reze para que no se diesen cuenta.

Decidí acomodarme a una distancia prudente de Vania y sin embargo cercana a Amelia. Sonreí para ella e indiqué con una mirada a Lunne que tomase asiento junto a su madre.

Si y tambien puedes sentarte lejos de mi, pense. Les mire, no entendia su comportamiento.
Y yo que pretendia pasar desapercibida, mi ropa hacia eso casi imposible, no se me escapo la rapida mirada de Lunne. Sin duda no le gustaba que yo estubiese alli, pero a los demas parecia no importarles asi que no me movi

-Buenas noches, Amelia. Le sientan bien las faldas.-Comenté, aparentando un tono educado. Agradecí en silencio a Vania que concediese a Lunne el poder permanecer a mi lado.

Tube que apretar el puño y clavarme las uñas para evitar matarle. Enrojeci ligeramente. Idiota, pense.
-Gracias.- respondi en un susurro sonando indiferente y fria. Ni siquiera le miraba.

-Debería decantarse por ese vestuario de forma habitual. Me alegraría la estancia considerablemente.-sonreí con cordialidad y di por finalizada la broma. Me dirigí a Vania
-Muy agradable. Caminos hasta el paseo marítimo.-me pregunté si era una retorcida forma de decirme que no le había gustado que me alejase tanto con su pequeña.

Gruñi por lo bajini. y Aprete mas mis uñas con la carne.
-No me interesa agradarle Vincent. Ni siquiera es mi tipo.- volvi a susurrar, aunque esta vez la voz me temblaba de furia. -Conmigo no tiene posibilidades de ningun tipo.- conclui cortante y fria.

No pude evitar reir.
-No sea tan pretenciosa, querida. Creo que todos aquí tenemos bastante claro cual es el objeto de mi adoración. Pero si me insiste de ese modo podría replanteármelo.-la miré, divertido.

Movi la cabeza airadamente y me retire el pelo, casi dandole con el en la cara a Vincent.
-Como querais, vania.- respondi sin mirarla. Cualquiera se habria alterado ante el tono de la matriaca pero yo estaba bastante tranquila.

Lamentaba profundamente que Vania me hubiese cortado el royo, pero acate la orden mansamente. Arrugué la nariz cuando Amelia casi me golpeó con su maldito pelo en la cara.

No pude evitar soltar un sonrisa de suficiencia cuando al volver la cara hacia él vi su nariz arrugada. Habia conseguido darle. Su expresión era bastante divertida por lo me rei entre dientes.

-Eso ha sido un tanto pueril por su parte, madame.-Dije a Amelia.

-Yo lo catalogaria de divertido, al menos por mi parte querido Vincent.- respondi mas divertida que ofendida. Seguia sonriendole sin tener muy clara la razón.