preparándome para el entrenamiento

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-Irina.-la llamé nada más entrar en el salón. No alcé la voz en ningún momento. Tomé asiento y esperé a que mi protegida, alumna o lo que sea que fuese acudiese a mi llamada.

Le ofrecí asiento en el sillón de en frente con un gesto de la mano.
-Tenemos que hablar.-anuncié, estaba serio pero algo ausente.-¿Qué te ha parecido el entrenamiento de Vania? Si es que puede llamarse a eso entrenamiento.

Demostré mi desinterés con otro movimiento de la mano.
-¿Sacaste alguna conclusión de la pelea?-pregunté.

-Vania se aprobecha de las ventajas de las que dispone, sí. Yo también pienso que trabajando en equipo habrían logrado más...-asentí.-De todos modos luchar sin tener una base, no es luchar es instinto.

-es por lo que decidi no participar,seguro que habría acabado herida.

-Por eso te ofrezco enseñarte a pelear.-sonreí.

-Claro.-respondí riendome disimuladamente.-No te preocupes, no te haré daño alguno.-prometí.

Sonreí complacido.
-Tengo la impresión de que tú sí podrás hacerme daño si me despisto, al fin y al cabo, eres neonata.

-No importa eso, te descontrolarás si no te paro a tiempo. Siempre pasa en las luchas contra los neófitos, os dejaís llevar por el instinto y os descontrolaís totalmente.-expliqué.

-Tengo 166 años de experiencia, no creo que me resulte demasiado complicado lograrlo.-confirmé.-Comenzaremos mañana. No te alimentes, quiero ver tu reacción a la sangre y te lo advierto, allí no podrás huir.