Lecciones de autocontrol...

Señale el lugar donde estaba el banco. Lo habia dejado un poco apartado para que nadie lo viese.

Segui con la mirada el lugar que señalaba Amelia. Solo vi un banco, pero imagine que el animal estaria entre los arbustos de detras.

Segui a Vania hasta el lugar.
-Maestro...-dije volviendome hacia Caleb mientras hacia una ligera reverencia.- Los profesores primero.-

Amelia cada vez me caia mejor, espera que el resto fuesen como ella, por que si era asi me lo iva ha pasar muy bien.
-Alumna...-respondi imitandola.- Como quieras.- me incline sobre el animal y lo acaricie.

Gruñi por lo bajo ante su imitación. Le ignore y fui a sentarme junto a Vania. Me volvi hacia las rosas del lado contrario a ellos y las mire con fingido interes.

Gire la cabeza y las mire.
-Pero Amelita si no atiendes no àprenderas.- la regañe de broma.-Haz caso a tu sensei.- añadi con aire catedrático.

-¿Amelita?.¿Sensei?.- repeti apretando los dientes y los puños.- Punto número uno: No me llames Amelita porque puedes acabar muy mal y punto número dos: tú no eres mi profesor, solo eres la demostración de lo que quiero aprender. Vania es mi profesora.- repliqué tratando de controlar mi mal genio.

Que mal genio, daba miedo. Era peor que una manada de licántropos.
-Vale, vale perdon.- me disculpe intimidado. Tragué saliva y me incline sobre el ciervo clavando mis colmillos en él. Controlé mi instinto y bebí su sangre.

Lo observe con desinteres. "Ojalá y el ciervo le pegase la patada que a mi me gustaria darle ahora mismo." pense mirentras me lo imaginaba. Sonrei ante el resultado de mi imaginación.

Me separe del animal que aun seguia con vida. Me volvi a mirar a Vania y a Amelia y sonrie.
-¿Ves Amelia?. Es facil no te costará mucho aprender.- dije limpiandome los labios.

¿Esperaba un aplauso o algo así?. Le mire a él y luego a mi conejilo de indias. Definitivamente iria a por otro ciervo, no queria uno que ya hubiese sido utilizado por otra persona.
-Que interesente.- respondi con aburrimiento. Apoyé los codos en las pierna y la cabeza en las manos mientras observaba el hermoso cielo estrellado.
-No gracias.- respondi con una pequeña nota de asco en mi voz.-Ya sabes que no me gusta beber de donde han bebido otros.- explique.

-No es para tanto Vania, pero gracias.- respondi un poco avergonzado. Mire a Amelia, ¿le habia hecho algo?.

Sonrei y me puse en pie.
-Pues como este lo he traido yo y lo ha usado Caleb, el próximo ciervo que lo traiga él.- propuse tocandole el hombro a Caleb.- A la que tengas suerte y traeme uno fuerte, ¿eh?.- pobrecito se iva ha tirar horas buscando un maldito ciervo. Yo me lavaba las manos con respecto a cazarlos.

-E...pero yo...-comencé. No podia negarme a esa sonrisa, aunque fuese maliciosa. Asenti.- Esta bien, es lo justo.-

-No no no, un ciervo y que sea fuerte, ¿vale?.- dije ignorando a Vania y guiñandole un ojo a Caleb. No me habia pasado todo ese rato buscando al maldito ciervo para que él me trajese un bicho cualquiera. Rei interiormente, me daba un poco de pena, pero solo un poco asi que no sentiria remordimiento.

-Muy bien, entonces tú te vienes conmigo y lo elijes.- dije cogiendola de la muñeca y tirando de ella hacia la salida.