Lecciones de autocontrol...

Pues si no valian golpes no me interesaba pagarle.
-¿Qué se supone que deberia darte como pago?.-pregunte aunque me imaginaba que querria.

Hice como que me lo pensaba, aunque tenia muy claro que queria.
-Un beso, solo un beso.- respondi como si nada.-No es tanto, ¿no?.-

Me lleve la palma de la mano a los labios y me di un beso en ella, despues acerque la palma donde me habia dado el beso a la cara de Caleb.
-Hay tienes tu beso.- respondi. A pesar de que por fuera estaba seria por dentro me partia de risa. Pase por su lado en dirección a la casa.

Me dejo con la boca abierta, vaya tramposa no me referia a esa clase de besos y ella lo sabia. Movi la cabeza tratando de reponerme.
-Eso es trampa, no me referia a esa clase de besos.- dije alcanzandola.

-No es trampa, tu no dijiste nada sobre cómo y dónde debia dartelo.- le contradije.- Si no lo dices puedo hacerlo como quiera.-

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Me habia cansado de estar en el bosque y decidí regresar a la casa con el nuevo ciervo. Lo dejé en el jardín debajo de un arbol y me sente delante de él.
-Veamos...control, control.-me repetia en susurros ante la atenta y asustada mirada del animal que seguramente ya veia su final.
Me incline sobre él, cerre los ojos y abri un poco la boca.

-¿Practicando?.-le pregunté a Amelia.-Deberias esperar a Vania.- sugerí.

Me detube a escasos milimetros del ciervo.
-Creia que estabas en tu cuarto.- respondi.- ¿Qué quieres?.- pregunta sin volverme a mirarle.

-Y lo estaba.-conteste. Me arrodille detras suya y la eche hacia atras, hasta dejar su cabeza recostada en mi hombro.- No lo haces bien, dejame enseñarte.- susurre en su oido.

Respiré hondo y mire al cielo. Repasé mis opciones, era él o Vania y ella estaba ocupada. Asentí.
-Esta bien.- queria aprender a controlarme fuese como fuese.

Besé su cuello y la aparte con suavidad.
-¿Tienes sed?.- pregunté.-Es fundamental que empices a practicar estando totalmente saciada y despues poco a poco vayas disminuyendo hasta que llegue un momento en el que aun estando totalmente sedienta puedas morder a alguien sin matarlo.-expliqué.

-Ahora mismo no tengo nada de sed.- respondí. con la mano en el cuello sobre el lugar donde me habia besado.

-Muy bien, entonces aunque ahora bebas su sangre no llegaras a matarlo.- dijé acariciando el lomo del animal.- Prueba ahora, yo te separaré cuando llegue el momento.- aseguré

Le miré preocupada, no dudaba de que quisiese ayudarme pero si dudaba de poder contenerme.
Volvi a inclinarme sobre el animal, puse mi mano sobre él y le mordí.

Esperé paciente y llegado el momento la agarré y tiré de ella hacia atras pegandola a mi para sujetarla bien.
-¿Estabas parando?.-pregunte sorprendido.

-Que empacho. No puedo beber mas.-suspiré.-He bebido suficiente como para aguantar días.-bromeé.

Reí.
-Ya me parecia a mi.- comente.- Habría sido increible si lo hubieses conseguido a la primera.-

-Ya puedes soltarme.- dije tratando de soltarme.-¿Te importaria parar ya?.-pedí.

-Lo siento.- me disculpé soltandola. Por primera vez le habia hecho caso a la primera.-Tienes un poco de sangre por el cuello.- dije quitandosela.

Me estremecí entera cuando sus dedos recorrieron mi piel. Giré la cara y miré al ciervo, volvi a mirar a Caleb. Sonrei, me incliné con rapidez sobre él y le besé con fuerza.

Me pilló por sorpresa, aun asi la abrace y le devolvi el beso. Enrede mis dedos entre su pelo.

Me acomodé entre sus brazos y acaricie su mejilla de delante a atras, al llegar a su pelo agarré un mechon con fuerza.

Me puse en pie cargandola en brazos y la pegué al árbol. Deslice mis manos hasta sus piernas e hice que me rodease con ellas. Subi las manos recorriendo sus curvas, comencé a besar su cuello.

Entreabrí los ojos y vi al ciervo que nos estaba mirando. De haber podido sonrojarme lo habría hecho.
-¡Para!.-dije con firmeza alejando a Caleb de mi.- No puedo seguir.- pase por su lado y me meti en la casa

-Pero qué...-empezé cuando me empujó. Bufé y me senté en el suelo junto al ciervo.