Conociendo a los invitados.

No mostré mi desagrado ante la idea de llevar ridículos volantes barrocos, pero era inevitable que lo supiera. Iba a despedirme de mi adorado cuero.
-Por último, me gustaría pedirle permiso para traer algo muy, muy importante para mí a la mansion, Vania. Tengo un violoncello y no quisiera deshacerme de él. ¿Es un inconveniente? Querría ir a por él lo antes posible.

Apenas estaba prestando atención a la conversación, aun asi cuando Vania gruño a Vincent no pude evitar que una leve sonrisa se dibujase en mis labios. Queria soltar una carcajada pero no queria parecer mal educada asi que me limite a toser levemente para cubrirla. Escuche la pregunta sobre el violonchelo y recorde que yo tambien tenia cosas importantes para mi.
-Vania.- llame.- ¿Se permiten las armas?.- pregunte.

-Espadas, dagas, pistolas... nada del otro mundo.- dije con cierto desinteres. No habia previsto que actuase asi.

Me pense bastante que armas podian ser peligrosas para nosotros, no queria darselas pues conseguir robarlas habia sido complicado pero sabia que si las descubria tendria serios problemas. Decidido. Me puse en pie tranquilamente, meti las manos por dentro de mi abrigo y saque 2 espadas, una de ellas era una catana y la otra una espada normal, las deposite en el suelo cuidadosamente, lo mejor seria no hacer movimientos bruscos. Despues me subi el pantalon hasta las rodillas y saque 2 pistolas, sin soltarlas vacie los cargadores, una de ellas contenia balas de plata, mientras que la otra poseia balas ultravioletas robadas de un campamento militar. Me baje el pantalon, solo me quedaba un arma por sacar pero con Vincent delante no estaba segura de querer hacerlo. Aun asi mi vida era mas importante que lo que pudiese pensar un vampiro desconocido para mi como era él en esos momentos. Afloge un poco el corsé y el mango d una daga asomo ligeramente, la saque rapidamente antes de que el casanova se percatase y la deje tambien en el suelo. Aprete de nuevo mi corsé y me sente.
-Estas son todas mis armas.- conteste haciendo un leve movimiento con la mano ante el despliegue armamentístico.

Sonrei ante la broma. Definitivamente lo mejor habia sido enseñarlas.
-No te preocupes, no las suelo usar. Con mis colmillos me basta.- respondi tranquilamente.- Es solo por si algun vampiro o licántropo se pone demasiado pesado.- comente mirando de soslayo a Vincent.- O por si me atacan grandes grupos.- añadi.

Asenti. Me maldije por dentro ya que parecio haber entendido mi indirecta hacia Vincent. Aun asi me alegre de que no me obligasen a deshacerme de ellas.

-Por mi parte no hay ninguna mas.- respondi.

-Gracias.- comente inclinando ligeramente la cabeza. De mi agrado, eso me parecia impolsible con ese vampiro metiendo la pata constantemente. Bueno mientras no se fijase en mi todo iria perfecto.
-¿Seriais tan amable de mostrarme mis aposentos?.- pregunte mientras me ponia en pie.