Habitación de Amelia

Vania me condujo por el largo corredor, pasamos ante el cuarto de Vincent se oian voces asi que supuse que ya habia logrado su objetivo. Sonrei levemente ya que pensaba que iva a tardar mas en lograr conquistar a la joven Lunne.
Mi habitación se encontraba junto a la de él, cosa que no me gusto mucho.
-Bien, gracias por acompañarme.- agradeci. Deseaba quedarme sola para poder relajarme y bañarme tranquilamente. Aun asi no queria parecer impaciente.

-Tranquila es un placer, te dejo ya que creo que tienes cosas que quieres hacer-le dije adivinando sus pensamientos, y marchándome.

Resultaba algo molesto el hecho de que pudiese leer mi mente. Me meti en mi cuarto y cerre la puerta sin hacer el menor ruido. Observe la habitación, era muy amplia y tenia un gusto esquisito aunque algo barroco. Me acerque a la mesa que habia en el centro de la sala y deje sobre ella todas mis armas. Me quite el abrigo y permiti que la tenue luz del cuarto golpease mis hombros. Me descalce y salte sobre la cama, era suave y comoda, me fije en el armario que habia justo en la pared de en frente. Me levante y me acerque, eso sin duda iva a ser un horror, odiaba los vestidos ya que en mi opinion no eran nada cómodos, pero ya que estaba en una casa que no era mia no me quedaba de otra. Lo abri y examine todos los vestidos, saque el unico que me gusto realmente y lo extendi sobre la cama. Comenze a desnudarme para poder probarmelo. Aunque pensandolo mjor deberia darme primero un baño. Me acerque a la cómoda y saque un camisón. Entre en el baño y comence a llenar la bañera.

Sali dl baño cubriendome con la toalla.
-Entra.- contst.

Yo aun seguia riendome por el rugido de advertencia.
Carraspee.
-Gracias, pero yo creo que sabre defenderme. Si tengo algun problema te avisare inmediatamente.- comnte aun divertida.- Perdon por mi osadia pero, quiza deberias sacar a Lunne de hay.- sugeri, habia suficiente distancia si reaccionaba mal ante mi sugerencia tendria tiempo de reaccionar.

Asenti.
-Debe ser duro ver como un completo desconocido acecha a tu hija.- comente observandola atentamente.

No me intimido a pesar de clavarme sus ojos.
-Ya lo se.- respondi.- Es interesante observarlo.-

Mira al techo pensativa de hasta que punto podria resultarme interesante. La verdad es que para mi no era interesante, el amor era un sentimiento que nos volvia deviles. Yo estaba acostumbrada a no pasar mas de una noche con ningun hombre ya fuese humano o vampiro, por lo que no tenia tiempo de enamorarme. Habia estado encaprichada muchas veces, pero se me pasaba pronto y continuaba con mi vida.
Recorde que habia dejado el grifo de la bañera abierto, por lo que sali corriendo y lo cerre.
Me tome mi tiempo antes de regresar al cuarto, me puse el camison y me solte el pelo. Dejaria el baño para mas tarde, cuanto mas fría estubiese el agua mucho mejor.
-¿Hace mucho que vivis aqui?.- pregunte, no estaba realmente interesada pero Vania estaba siendo muy buena conmigo por lo que me sentia en la obligación de ser educada.

Asenti ligeramente agradecida.
-No quise ofenderte, lo lamento.- me disculpe.- No es de mi incumbencia.-
Me acerque a las ventanas y descorri las cortinas, abri las ventanas y me sente en el alfeizar para disfrutar de la brisa. Desde abajo pareceria un fantasma casi seguro. Pues tenia una rodilla encogida debajo del camison y la rodeaba con mis brazos y mi otra pierna estaba estirada cuan larga era. Era muy agradable notar como el viento mecia mi pelo.

Suspire. La soledad era tan agradable. No estaba segura de si llegaria a acostumbrarme a vivir en una casa con mas vampiros.
Las vistas desde mi ventana eran maravillosas.
Cada vez que soplaba el viento ceraba los ojos para disfrutar mas intensamente del olor a mar.

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Me quite el camison antes incluso de haber abierto la puerta de mi cuarto. Entre, cerre la puerta y lo lance sobre la cama. Iva a vestirme, pero recorde el agua que habia dejado enfriando y decidi darme un baño rapido.
Hice bien, cuando sali me sentia mucho mejor.
Me puse mi ropa interior y el vestido. Habia un tocador, que irónico, un tocador en el cuarto de un vampiro. Suspire y me sente para recogerme un poco el pelo.

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Volvi a mi habitación, al pasar ante la puerta de Vincent me detuve ligeramente, pero decidi que era mejor no entrar ya que aun no le agradaba del todo. Entre y cerre la puerta tras de mi.
Me sente de nuevo en el tocador y comence a quitarme el recogido. Tarde mas de lo que habia tardado en hacermelo, pues ya no tenia ninguna prisa. Cuando hube terminado comence a peinarme tranquilamente.

Llevaba un rato observanto los vestidos del armario. Sin saber muy bien como los recuerdos sobre mi vida humana comenzaron a abrumarme. Solia controlar las situaciones como esa, pero comenzo a sobrepasarme, hasta que acabe tirada en el suelo encogida y retorciendome. No pensaba con claridad, lo unico que consegui pensar fue Vania desee que lo hubiese oido y viniese. Me costaba respirar y tenia el puño cerrado apretando la alfombra, mientras que con el otro brazo me sujeteaba el pecho.

No era capaz de hablar, solo podia intentar coger aire. Un recuerdo que habia mantenido enterrado muy profundamente vino a mi mente. No pude contener el grito. Recuerdo que comence a llorar. Era horrible rememorar de manera involuntaria todo aquello.

Intentaba hablar pero no podia.
-Mis...recuerdos.- articule como pude. Todo eso era horrible. Hacia demasiado tiempo que no me pasaba y al volver lo hizo con mas fuerza que nunca. Las lagrimas caian por mis mejillas.

Seguia sujetandome el pecho y trataba de respirar como podia. Ni siquiera me di cuenta de que estaba sentada.
En mi vida humana lo habia pasado muy mal por los maltratos y los abusos con los que tenia que vivir. Pero desde que habia renacido mi vida se habia vuelto un verdadero baño de sangre. Habia matado a gente inocente, solo por gusto. Era horrible.